martes, 22 de diciembre de 2015

James Ingram, un infaltable del Soul y el R&B

por Pablo Rego | "The Greatest Hits: Power of Great Music" es una selección de temas del cantante melódico oriundo de Akron, Ohio, que navega entre el Soul y el R&B. Su estilo fue desarrollándose en los años 70s y 80s, formándose de manera autodidacta y abriéndose camino en el mundo de la música profesional por su talento y su voz característica.

Su voz personal y su estilo melódicos se han convertido en un clásico infaltable dentro del panorama de la música mundial dejándonos verdaderas perlas que pueden disfrutarse en todo momento, como una gratísima compañía durante las diferentes tareas que debemos cumplir cotidianamente.

Este álbum de grandes éxitos, ampliamente difundido, contiene los temas más emblemáticos de James Ingram, como “Where Did My Heart Go?”, “How Do You Keep The Music Playing?”, “Just Once”, “Somewhere Out There”, “I Don't Have The Heart”, “There's No Easy Way”, “Get Ready”, “Baby, Come To Me”, “One Hundred Ways”, “Yah Mo Be There”, “Remember The Dream” y “Whatever We Imagine

Just Once” y “One Hundred Ways” formaron parte del álbum The Dude (1980) en el que Ingram trabajó con el célebre productor Quincy Jones y que le permitió obtener un Grammy como mejor vocalista R&B.

There´s No Easy Way” fue la balada que destacó de su primer trabajo como solista que apareció en 1983 llamado “It`s Your Night”.

El single “Yah Mo B There”, también presente en este grandes éxitos, fue el puente para que este cantante norteamericano obtuviera otro premio Grammy en 1985.

"Somewhere Out There" es la canción que Ingram canto a dúo con Linda Rondstadt en 1986, tema principal de la banda sonora de la película “An American Tail

El panorama musical de ese tiempo en USA permitió a James Ingram trabajar con artistas como Michael Jackson, Rey Charles, Natalie Cole o Kenny Rogers entre otros y formar parte del recordado por siempre “USA for Africa” del año 1985.


           

Biblioteca Osho: El libro de la mujer

La visión que Osho nos propone sobre el tema de "la mujer", o el aspecto femenino, ayuda a desestructurar ideas complejas arraigadas en la mente racional que por naturaleza es separatista y polarizada.

La idea de que hay un mundo sólo femenino o sólo masculino segmenta al ser en su esencia más completa, impidiendo el desarrollo pleno en el mundo de la consciencia.

En sus largas charlas Osho fue respondiendo las consultas de los seres que se acercaban a él con el afán de aclarar sus inquietudes más íntimas. 

De estas charlas surge "El libro de la mujer" en donde se aclaran diversos aspectos que desarticulan el concepto psicológico del Ser masculino o femenino.

Como seres humanos estamos más allá de uno u otro aspecto y la integración de ambas manifestaciones dentro de cada Ser, la nutrición de ambos aspectos, es lo que conduce a una existencia plena.

Un libro que sirve para comprenderse y comprender al otro, para aclarar el valor de lo femenino dentro de un mundo que no siempre lo comprende y lo respeta suficientemente. Lo femenino como un aspecto humano, tanto de la mujer como de la humanidad toda.



             

Por qué es tan común el dolor en zona de hombros y omóplatos.

La zona alta del cuerpo nos define en gran parte como Seres Humanos. Por estar erguidos sobre nuestras piernas la tensión que se crea en la zona superior en mucha, ya que es allí donde se compensan las tensiones para mantener erguido el cuerpo. Al mismo tiempo, gran parte del desarrollo que hacemos como humanos en el mundo material y emocional está relacionado con las habilidades que tenemos para mover nuestros brazos, con los órganos de la zona del tórax y toda la articulación superior, los hombros.

Esa tensión crece en la medida que necesitamos esforzarnos para compensar la rectitud de nuestro cuerpo, partiendo de malas posturas y de los traumas físicos creados a partir de ellas.

Esa tensión crece en la medida que necesitamos esforzarnos para compensar la rectitud de nuestro cuerpo, partiendo de malas posturas y de los traumas físicos creados a partir de ellas.

Por lo tanto, un cuerpo que se mueve poco, que está acostumbrado a posiciones antinaturales o forzadas producto de las actividades cotidianas, etc., va creando tensiones para seguir erguido y se va volviendo rígido (por la costumbre) en esas posturas poco convenientes que crean dolores, contracturas y problemas de movilidad.


Otro factor que influye fuertemente en las posturas es el emocional. La zona del tórax y toda su cubierta muscular se tensa cuando nos vemos desbordados por las emociones y más aún cuando sentimos la necesidad de protegernos del entorno, por las razones que sean. Esta rigidez muscular crea un acortamiento en los músculos del pecho y zona frontal de los hombros y una coraza a modo de caparazón en la zona de los omóplatos, en los músculos que se encuentran debajo de éstos, ambas cosas a la misma vez.

Estas cuestiones emocionales sumadas a las posturales crean un patrón de dolor con el que comenzamos a convivir sin darnos cuenta y, al cabo de meses y/o años, toda esa situación se ha convertido en algo normal, de la misma forma que los dolores.


En esa mala postura y con esa rigidez realizamos todas las actividades cotidianas, sometiendo así a nuestro cuerpo a una enorme tensión, utilizando las articulaciones de manera forzada, creando desgastes inadecuados en la zona cervical y en las articulaciones de los hombros, transfiriendo el dolor hacia los brazos y manos y luego hacia la zona media y baja de la espalda. 

Si a este cuadro le sumamos las desviaciones laterales de la columna vertebral a la altura de los omóplatos (escoliosis), la profundización de la cifosis (o joroba) y lordosis (curvas en la zona lumbar y cervical), todo producto de los traumas creados a partir de la utilización descompensada del cuerpo (izquierda y derecha, frente y dorso), los dolores irán descendiendo y aumentando en diferentes partes del tronco y sus reflejos en los órganos por presión en el sistema nervioso que recorre toda la columna vertebral.

Si uno o todos estos síntomas aparecen en el cuerpo manifestándose con dolores y no hacemos algo para corregir o destrabar el origen de los pequeños grandes traumas físicos, profundizando también en las motivaciones emocionales y en los estados internos (estrés, angustias, ansiedad, miedo, irascibilidad, tristeza, etc.), el dolor en la superficie de nuestro cuerpo dará paso a enfermedades en los órganos internos, creando problemas cada vez más complejos y difíciles de resolver.

La movilidad física, el masaje terapéutico, la respiración profunda, crear ambientes agradables, las actividades relajantes y recreativas, son necesarias a diario para poder contrarrestar las causas que cotidianamente nos llevan a forzar el cuerpo físico y las actividades terapéuticas, en su sentido más amplio (físico, mental, emocional, espiritual, etc.), deberán formar parte permanente de nuestras actividades para revertir los cuadros avanzados que generan dolores a diario.

El dolor comienza como una señal puntual de algo que nos pasa en un momento determinado de nuestras vidas. La proyección del dolor, su expansión regional o el aumento de su intensidad son síntomas de que aquello que nos afectó una vez continúa haciéndolo y que lejos de resolverlo se ha convertido en trauma. La aparición de nuevos dolores (en zonas cada vez más lejanas), problemas físicos concretos en las articulaciones, tendones o músculos y síntomas como mareos, hormigueos, etc. aparecen luego de mucho tiempo de padecer la situación que originó el primer dolor, al que no hemos hecho caso.            
  

Si bien el cuadro descripto es aplicable a diferentes áreas del cuerpo físico, en la zona de los hombros, por las razones antes mencionadas, es muy típico el desarrollo de este cuadro ya que allí convergen una gran cantidad de puntos con altas posibilidades crear el primer dolor, la primera contractura o tensión original, el que luego irá creciendo y creando dolores en el centro de la espalda, en los omóplatos, en los hombros, en el cuello, en maxilares, cefaleas, lumbalgias, etc


Utilizar herramientas que están a nuestro alcance, como la práctica de Yoga u otras actividades de movilización consciente, darse un Masaje Terapéutico para eliminar los focos de los traumas y el dolor que éstos crean, aprender a respirar con toda la capacidad de nuestros pulmones, practicar meditación o relajación profunda como parte de nuestras actividades cotidianas, nos asegurará que más allá de la vida que hagamos, de las actividades que realicemos o de las obligaciones que tengamos, nuestro cuerpo podrá liberarse de la tensión a la que podemos someterlo, manteniéndose sano y evitando un deterioro prematuro o avanzado de aquellas partes del cuerpo castigadas que, lamentablemente, no podremos recuperar.





El dolor es un llamado de atención, nuestra consciencia y la responsabilidad con nuestra propia salud, es lo que nos debe motivar a escuchar y actuar para pedir ayuda y aprender a liberar al cuerpo de ese dolor.

Pablo Rego ©2015
Profesor de Yoga
Masajista Terapeuta Integral
Diplomado en Salud y Medicina Ayurveda