jueves, 28 de enero de 2016

Cuándo darse un masaje y por qué


El masaje es un arte muy antiguo. Tanto que para alcanzar los orígenes de esta práctica hay que remontarse a los primeros testimonios de la medicina en Oriente, varios milenios atrás.

La evolución del masaje, como en tantas otras áreas, ha ido creando diferentes propuestas y en algún momento de la historia la cultura occidental modificó la práctica del masaje en función de su filosofía de vida, separando esta práctica ancestral de la medicina y creando nuevos métodos que no tienen el mismo efecto en el receptor.

La medicina tradicional de la India, como la china y su expansión hacia Oriente han utilizado y utilizan el masaje como una manera de liberar la energía en el plano físico y también en el plano sutil. El dolor es energía que no fluye y cuando esto se transforma en síntoma existe siempre el recurso del masaje como una de las formas más potentes y efectivas de eliminar el dolor.

Es importante destacar que la deformación del masaje como técnica terapéutica ha creado muchas veces propuestas de masajes superficiales, que no alivian el dolor profundo, que no comprenden al Ser como un Todo, de la misma manera que, lamentablemente, lo hace la medicina occidental o alópata. Así, ha crecido una escuela de masaje en occidente que no es tenida en cuenta como una manera seria de aliviar dolores y hasta sanar a una persona, cosa que una serie de masajes profundos y conscientes pueden conseguir sin dudas.

La relación del terapeuta con los orígenes del masaje es muy importante ya que hay una grandísima cantidad de problemáticas habituales que pueden ser paliadas, aliviadas y hasta solucionadas con un masaje consciente, que busca desde lo físico aliviar lo sutil en el plano energético, mental y emocional.

Cuándo darse un masaje

Hay diferentes situaciones ligadas al cuerpo físico que nos dan la señal de que es necesario buscar ayuda. Dolores que aparecen y se van agudizando, dolores crónicos, sensaciones incómodas como mareos u hormigueos, pero también cansancio excesivo, insomnio, estrés, vértigo etc.

Un masaje que considere al Ser como un todo debe trabajar profundamente la estructura física del cuerpo humano, deshaciendo nudos y contracturas, pero también debe reacomodar las principales estructuras anatómicas para que el receptor se reencuentre con una mejor postura y un alivio en las tensiones creadas por malas posturas o mala utilización del cuerpo por la práctica de actividades cotidianas que afectan la armonía física.

Cualquier persona que pase muchas horas haciendo cualquier actividad física, desde actividades con esfuerzo, por trabajo o actividad deportiva, hasta actividades que requieran estar sentado o de pie frente a una mesa, por obligación o por placer, a lo largo de una semana encontrará que el cuerpo ha generado tensiones excesivas que repercutirán en dolores localizados que, con el tiempo, de repetirse cotidianamente esta situación, se irán extendiendo por el cuerpo y creando problemas en las articulaciones, incluida la columna vertebral, hasta hacer que estos cuadros se vuelvan crónicos.

El masaje alivia estas situaciones rápidamente. Si de entrada evitamos dichas tensiones musculares, el cuerpo volverá a un estado natural, relajado y sin dolor. Y aunque repitamos la actividad que nos genera ese dolor, podremos revertir esta situación fácilmente incorporando a nuestras actividades una rutina de masajes.

Lo mismo ocurre con cuestiones crónicas o que han avanzado con el tiempo, sólo que el trabajo deberá ser más profundo y el proceso de recuperación más largo, aunque no menos efectivo.

Por qué darse un masaje

Ante la presencia del dolor muchas veces y de manera innecesaria las personas acuden al médico para ser tratadas por calmantes o medicamentos. Muchas veces, de manera acertada, el médico consciente y responsable evita dar al paciente medicamentos ya que sabe, como sabemos nosotros, que gran parte de esos dolores son producto del estrés cotidiano y de las tensiones que nosotros mismos le causamos al cuerpo físico. Otras veces, lamentablemente, por insistencia del paciente y el poco interés del médico o por la automedicación, el medicamento gana, se elimina el dolor por sedación del sistema nervioso y el cuadro se profundiza agravándose silenciosamente.

El masaje deshace concretamente las tensiones. Acudir al masajista con la convicción de que es más saludable el masaje que los medicamentos inútiles que intoxican el cuerpo y crean más problemas que soluciones es la opción correcta.

Siempre es importante visitar al médico para estar seguros de que el problema no requiere de un tratamiento de emergencia que nos ayude a seguir con nuestras vidas. Pero, descartada la emergencia, debemos ser conscientes de que si el dolor aparece por excesos sobre el cuerpo la manera lógica y natural de aliviar esos dolores es realizando el camino inverso, permitiéndonos la ayuda de un terapeuta que nos libere el cuerpo de esa presión.
El estrés, también creado por nuestro estilo de vida, es uno de los factores que más afectan a nuestro cuerpo. Los estados emocionales, la ansiedad, las responsabilidades y toda la presión que nos impone el entorno o nos autoimponemos, afectan, como está altamente demostrado científicamente, a nuestra estructura física.

Un masaje dado desde el concepto holístico, que además de aliviar el dolor del cuerpo físico busca liberar  las energías que no fluyen, abordará también el aspecto emocional, trabajando sobre aquellas partes del cuerpo que, fruto del estrés, se van endureciendo de manera que la pérdida de la flexibilidad repercute en la movilidad, dificultando el normal funcionamiento de las articulaciones, de la musculatura y hasta del funcionamiento de los órganos internos.

El masaje es un arte milenario que comprende las razones del dolor. El conocimiento del terapeuta es fundamental para poder contener al paciente y al mismo tiempo ayudarle a recorrer el camino del bienestar físico.

No hace falta llegar a estar gravemente enfermos, doloridos o al borde de un ataque de pánico  para acudir al masajista. Cuanto menos nos adentremos en el camino del dolor más fácilmente saldremos de la situación.

El masaje dado por un masajista con sus propias manos aporta la energía que este Ser puede darnos como vehículo de sanación, una energía que ninguna máquina que se haya inventado es capaz de dar a la persona que busca el alivio del dolor.   

Pablo Rego
Profesor de Yoga
Masajista-Terapeuta Integral
Diplomado en Medicina Ayurveda.

         

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